EL DINERO (II)

"La inflación es la madre del paro, y la ladrona invisible de quienes han ahorrado". Margaret Thatcher 

Ha quedado claro, por tanto, que el dinero ha aparecido en la historia por la propia voluntad del ser humano. No ha sido impuesto en ningún momento, y es una herramienta necesaria (al menos demomento) para nuestro día a día. Muy burdamente pasé en la anterior entrada del oro a la moneda, el proceso hasta hace 200 años era el de que el banco te daba un talonario por el oro depositado en sus arcas, este talonario se le llama papel moneda, y es lo que ha evolucionado hasta lo que hoy en día llamamos dinero. Pues bueno, habrá que entender cómo usar esta herramienta, y qué limitaciones tiene y cómo aprovecharlas. Ya de paso, vamos a descubrir uno de los primeros mitos que está en España en boca de todos (y de algunos políticos y economistas).
Efectivamente, el dinero tiene limitaciones y condiciones. Una frase que mi madre siempre me ha repetido es que "No crece el dinero en los árboles". Esta frase, muy usada en España, es de las que más representa una de las características del dinero: que el dinero tenga valor y no crezca en los árboles, hace que sea apreciado por su escasez. Aunque ahora vemos a muchos políticos pidiendo que se "genere" más dinero, esto no ha ocurrido toda la historia. Entendemos mejor esta entrada si en lugar de cegarnos con el dinero que hoy conocemos, nos fijamos en el origen: las monedas de oro con las que los romanos pagaban a sus soldados, por ejemplo. 

Los romanos son un caso perfecto, ya que la totalidad del imperio cayó (en gran parte) por la poca profundidad a la que se había estudiado la economía por aquel entonces. Muchos siglos pasaron tras este desastre para que las sociedades volvieran a florecer como lo había hecho el Imperio Romano. Los romanos se enfrentaron a dos problemas, uno invisible y otro que todavía hoy podemos ver en boca de los que nos rodean. Comenzaremos por este último.

Llegado a un punto, el imperio se enfrentaba a un problema: pagar a sus legiones para continuar con su expansión conquistadora. Para ello, utilizaban las riquezas obtenidas en los pueblos saqueados. No obstante, llegó un punto en que estas riquezas dejaron de llegar, por lo que se enfrentaron a tener que pagar a estas legiones con impuestos. Pero los impuestos a la población tampoco eran una solución, ya que el coste de la guerra es alto. Entonces apareció lo que yo llamo un "iluminado" (en tono irónico). A este iluminado no se le ocurre otra cosa que decir: "como la cantidad de oro no nos llega para pagar las legiones, nada más fácil que partir las monedas en dos. De esta forma tenemos el doble". 

He de decir que entre las imprecisiones de este texto se encuentra la de que en roma se usaba moneda de oro: era de plata mayoritariamente. Sin embargo, me parece más intuitivo el valor del oro porque luego ha tenido más relevancia en la sociedad que la plata. Obviamente, ambos cumplen su cometido: bienes escasos que usar como pago en lugar del trueque.

Claro, ¿a alguien le suena esta situación?. Vamos a imprimir más dinero, vamos a partir las monedas por la mitad, y así tenemos el doble de dinero. Esta idea, puede ser muy intuitiva, pero está muy poco reflexionada. Al haber más monedas, las cosas no valen lo mismo. Una oveja tiene un valor en el metal precioso, y si las monedas tienen menos metal precioso, entonces habría que usar más para comprar la oveja. Esto, visto desde nuestro punto de vista, es bastante lógico. Por ello, el Imperio Romano y las continuas devaluaciones de su dinero dieron como final una creciente inflación: aumenta el precio de las cosas, porque el valor que tiene el medio de pago es más pequeño. Es decir, si yo vendo una cabra por una moneda de plata, que es lo que necesito para comprar 10 bolsas de trigo, entonces al aumentar la cantidad de monedas pero disminuir la cantidad de plata que lleva cada una, ahora me pedirán por las bolsas dos monedas con plata al 50%, y eso es lo que tendré que pedir por la cabra.

Recordemos que el precio que tienen las cosas depende de la moneda que haya en ese momento, pero el valor es lo que realmente importa. Si no estás dispuesto a vender una cabra por menos de 10 bolsas de trigo, entonces tendrás que pedir el equivalente a estas bolsas en el medio de pago. Si el medio de pago es en plata, no importa la cantidad de monedas que des, sino la cantidad de plata, y es por eso que la inflación fue un golpe de estado invisible en el Imperio Romano.

Sobre todo esto sirve para entender una cosa, fundamental y que se les escapó a los romanos: la devaluación de la moneda trae como consecuencia un aumento de los precios directos, aunque a largo plazo en principio. La continua devaluación trae consigo un aumento extremo de precios y, asimismo, puede dejar sin valor a la moneda con la que se paga. Nos podemos dar cuenta, entonces, de que la economía sí que nos afecta en todos los ámbitos: las decisiones que se toman desde las altas esferas nos afectan directamente a todos, en nuestro perjuicio.

Es esta devaluación de la moneda la que trajo consigo un efecto devastador para ese imperio: una inflación (aumento de los precios de los bienes esenciales de un año para otro) que al ser tan extrema llamaremos hiperinflación. Aquí hay un par de fotos de la hiperinflación alemana (1921-1923).


Es decir, que esto del dinero no parece un juego, ni mucho menos una herramienta que nos solucione la vida, ¿no?. La verdad es que, como la vida misma, depende de las personas el que una herramienta sea usada para un buen fin o no. El dinero nos ayuda a cubrir nuestras necesidades, pero hay que conocer que, como toda herramienta, tiene una serie de características:

  • Primero: imprimir más moneda trae consigo un doble efecto en la economía. Por un lado, aumenta el precio de las cosas, ya que el valor de estas sigue siendo el mismo. Por otro lado, como ahora usamos papel en lugar de oro ocurre una cosa muy curiosa. Si guardamos oro debajo del colchon, pueden aumentar la cantidad de monedas lo que quieran (poniendo menos oro en cada una), que nuestro oro seguirá teniendo algo de valor (ya que al final el precio dependerá del oro que tengan las monedas). Pero como tenemos billetes y no oro, ocurre que al imprimir más, nuestros billetes pierden valor. ¡¡Cómo es eso posible!! Pues si, como aumentan la cantidad de billetes que hay, entonces los billetes que tenemos "guardados" en el banco pueden comprar menos cosas. Sucede que imprimen -> las cosas suben de precio -> hay que usar más dinero para comprar la misma cantidad -> nuestros ahorros, por pequeños que sean, disminuyen de valor.

  • Segundo: la inflación, el aumento de precio de las cosas, es una realidad vivida por todos en nuestro día a día. Al imprimir más, se genera mayor inflación, pero las políticas realizadas no es el tema de esta entrada. El tema es que si las cosas aumentan de precio, nos tenemos que dar cuenta de que nuestros ahorros, todo lo que tenemos, disminuye en esa cantidad. Como ejemplo: si hoy comprar un libro nuevo cuesta 18€, yo con los 18€ lo compro hoy. Sin embargo, si en un año uno nuevo vale 19€, los 18 que tengo hoy no me van a dar para comprar el nuevo. En España hemos vivido esto hace poco con el precio de los pisos: se genera una ansiedad por comprar una vivienda, ya que "va a subir su precio mañana".
Estas dos ideas están relacionadas: inflación y depreciación del dinero. Son fundamentales, y durante mucho tiempo se han obviado. Lo de "guardar" el dinero bajo el colchón ya no funciona: la propia inflación de la sociedad, impulsada por los políticos, hace que vaya perdiendo valor ya que las cosas aumentan de precio y hay más billetes imprimidos (recordemos que lo bueno del oro y la plata era laescasez de estos en la sociedad).
Entonces, ¿es que el dinero es bueno y, como es escaso, solo va a pertenecer a unos pocos? Por supuesto que no, os vuelvo a poner el caso de una cabra: el que quiera vender la cabra tendrá que pedir lo que se propone, 10 bolsas de trigo por ejemplo. Si para comprar las 10 necesita 100 gramos de plata, entonces pedirá los 100 gramos, pero si el valor de la plata aumenta mucho por ser muy escasa, entonces lo mismo solo tiene que pedir 10 gramos (ya que cada bolsa se venderá por 1 gramo). Pero, ¿y si sólo le ofrecen 90 gramos?. Entonces es cuando aparece en el ser humano un instinto innato: el intentar obtener el máximo beneficio, el regateo. Claro está que en nuestra sociedad apenas se regatea, los precios son los que son y si no te gustan puedes ir a otro sitio. Quiero destacar aquí el éxito de la cadena de supermercados de Mercadona, que se ha expandido a raíz de ofrecer precios más baratos que la competencia, y esta a su vez ha respondido con ofertas en sus productos.

Con esto, doy unos conocimientos que van a ser fundamentales para encontrar una forma de mantener nuestros ahorros en el tiempo: las razones para invertir. Además, toda la moda que se ha creado de imprimir más y gastar muchísimo para ser más sociales y que todos prosperemos también podemos darla por concluida: más impresión solo nos empobrece a todos, y gastar para ayudar no hace que nadie nos ayude cuando no nos vaya bien. Mi abuelo, que no vivió la guerra civil pero sí la hambruna de después, siempre me ha dicho: "Nieto, tú ahorra, que cuando lo pases mal nadie te lo va a regalar". Y es así como creo que hay que vivir, por mucho que algún premio nobel no esté de acuerdo.

Doy por concluida esta pequeña introducción sobre el dinero: es importante saber que es una herramienta nuestra, que está ahí para hacernos la vida más fácil, y que, como todo, tiene unas limitaciones que hay que tener en cuenta.


N. del A: la importancia de esta entrada, de nuevo, no la tiene la exactitud de los datos sino el concepto. La caída del Imperio Romano con relación a la inflación se merece una entrada dedicada, he dejado algún link a páginas con información referente a este hecho. La hiperinflación alemana se volvió a vivir en Zimbabue, en Venezuela y en Argentina a lo largo del siglo XX.

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